La Edad Moderna es el tercero de los periodos
históricos en los que se divide tradicionalmente en Occidente la Historia
Universal, desde Cristóbal Celarius. En esa perspectiva, la Edad Moderna sería
el periodo en que triunfan los valores de la modernidad (el progreso, la
comunicación, la razón) frente al periodo anterior, la Edad Media, que el
tópico identifica con una Edad Oscura o paréntesis de atraso, aislamiento y
oscurantismo. El espíritu de la Edad Moderna buscaría su referente en un pasado
anterior, la Edad Antigua identificada como Época Clásica.
Al paso del tiempo se ha ido alejando de tal modo esta
época de la presente que suele añadirse una cuarta edad, la Edad Contemporánea,
que aunque no sólo no se aparta, sino que intensifica extraordinariamente la
tendencia a la modernización, lo hace con características sensiblemente diferentes,
fundamentalmente porque significa el momento de triunfo y desarrollo
espectacular de las fuerzas económicas y sociales que durante la Edad Moderna
se iban gestando lentamente: el capitalismo y la burguesía; y las entidades
políticas que lo hacen de forma paralela: la nación y el Estado.
En la Edad Moderna se integraron los dos mundos
humanos que habían permanecido aislados desde la Prehistoria: el Nuevo Mundo
(América) y el Viejo Mundo (Eurasia y África). Cuando se descubra el continente
australiano se hablará de Novísimo Mundo.
La disciplina historiográfica que la estudia se
denomina Historia Moderna, y sus historiadores, "modernistas" (aunque
no deben confundirse con los seguidores del modernismo, estilo artístico y
literario, y movimiento religioso (Modernismo teológico), de finales del siglo
XIX y comienzos del siglo XX).
Bibliografía:
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